¿A qué quiero llegar? A que a pesar de toda esa tolerancia que suelo tener hay algunos prejuicios a los que me he atado y muchas veces me es difícil ver debajo de ellos y respetar a esas personas: casi inmediatamente las juzgo de una manera y no me permito ver más allá o convivir con la persona. ¿De quiénes hablo? De las personas que tienen cirugías estéticas, tanto mujeres como hombres, aunque, por mi sexo, especialmente las mujeres. Y aunque es algo de mí que no me grada mucho e intento evitarlo, de momento, al ver a alguien así (en TV, en la vida real, conocidos, etc.) casi me provoca náuseas: sentir lástima por esa persona, preguntarme qué la/lo llevó a querer modificar su cuerpo por pura vanidad, no bajarla de estúpida(o) y hueca(o).
Hasta dentro de las cirugías estéticas hay clases: están las madres con 3 o 4 hijos que han descuidado su cuerpo hasta grados inimaginables y quieren recuperar un cuerpo (normal), personas que sufrieron accidentes y desean recuperar su aspecto anterior y por supuesto las personas que por simple vanidad desean “corregir” defectos de la naturaleza o “mejorar” los atributos que la sociedad les ha dicho que hay que mejorar. Las terceras son las que me causan cierta aversión. Creo que en su mayoría son personas que son bellas y su inseguridad los lleva a querer “arreglar” lo que mamá genética hizo “mal” en ellos.
En general me molestan las personas que sobrevaloran el atractivo físico y se desviven por “ser bellos”y usan su cuerpo como moneda de cambio para obtener fama, dinero, poder o aceptacion social. No es en sí el hecho de que se hayan operado, sino las razones y el uso que le dan a esa "belleza"
Tampoco he iniciado una campaña de odio hacia el bótox y la silicona, generalmente es algo que me guardo para mí y poquísimas veces hablo de ello; en parte porque me avergüenza hasta cierto grado tener prejuicios contra alguien. Simplemente, a mí, en lo personal, dentro de mis pensamientos y disertaciones interiores me causan repugnancia.
Hasta ahora no he conocido a alguien verdaderamente cercano con operaciones de este tipo, por lo cual han sido personas a las que he podido ignorar sin pasar a mayores. Tampoco es que me ponga a insultarlos en público o incite a los demás a sentir la misma aversión que yo.
II
De mis seguridades e inseguridades
Personalmente tengo un sentido de la belleza (tanto femenina, como masculina) algo alejada de los parámetros establecidos por la época y cultura que me tocó vivir, que son precisamente por los que se dejan guiar las personas que optan por la cirugía como herramienta de belleza. Así que no solo me causan aversión psicológica, sino que ni quiera me atraen físicamente.
Así mismo, aplicando a mí misma mi definición de belleza, muchas veces, como todos, me auto califico y dependiendo de mi humor, situación personal, días del mes… veo unas cosas bien, otras mal, otras más o menos, algunas que me encantan: en fin, creo yo lo normal, en general estoy a gusto.
PERO, mi forma de pensar, gustos, intereses, personalidad y en general mis caracteres mentales y psicológicos siempre me han mantenido alejada de la mayoría de las personas de mi edad, como son compañeros de escuela, vecinos, primos. Así que sea (o no sea) “bella” físicamente, nunca ha sido un factor que me ayude o empeore mis relaciones personales. Las personas que me quieren/respetan/conviven en paz conmigo están allí y sienten lo que sienten por que han aprendido a verme -¡y sobrellevarme!- enteramente como persona.
El hecho de haber sido una persona, hasta cierto punto, rechazada durante gran parte de mi infancia, hasta la adolescencia (cuando me crecieron las tetas y comencé a expedir feromonas que llamaron la atención del sexo opuesto) me hizo blanco de burlas, rechazos de parte de, y sobre todo, las mujeres a mi alrededor. Ciertamente sí tenía amigos, pero la mayoría era del clan “rechazado”, lo cual no ayudaba mucho. Sí hay algo peor que el maltrato de los niños de la escuela, es el maltrato de las niñas de la escuela. Sumado a eso, siguieron las ofensas, desprecios y demases de los que fui objeto aún después de mi “embellecimiento” natural ahora por mi carácter y mi forma de interactuar con los hombres y en general la forma como he vivido mi sexualidad y en este caso de parte de mis “rivales” de amores, novias de amigos, exes psicópatas entre otras féminas.

Las consecuencias son que, aún cuando acepto mi cuerpo de buena manera, y -como ya mencioné- en general estoy a gusto con el, no puedo evitar en ocasiones “tomar en cuenta” todos esos insultos y críticas y sentirme insegura sobre mis atributos y atractivos físicos en comparación con “lo que se supone debería tener” Y es cuando me digo que mis pechos son muy pequeños, mi nariz muy grande, mi cabello indómito, mis dientes feos, mis piernas ridículas ¡y paremos de contar!
No soy imbécil y obviamente soy conciente que muchas personas me tienen por una persona atractiva físicamente e incluso –confieso- que muchas veces me he aprovechado de eso para facilitar mi vida. Y por eso mismo que conozco ese lado de las cosas y el hecho de que lo he cambiado conforme he ido madurando, es que me molestan las personas que se explotan como pedazos de carne.
III
De la belleza física que constantemente ofende a la belleza interior
Hasta ahora no he dicho nada nuevo: alguien a quien le molestan las personas con cirugías estéticas vanales y una chica que a veces se siente insegura de su belleza física. Pasemos al relleno cremosito:
No voy a empezar a usar el cásico cliché de decir que lo que importa es lo de adentro, que la belleza es subjetiva y que no importa ser bello por fuera. Concuerdo con Christlieb cuando dice que la apariencia física es la identidad personal.
Una persona que sea fea por dentro y bella por dentro sigue siendo fea por fuera. Lo honesto no quita el acné. Lo amistoso no endereza los dientes. Lo inteligente no te cambia el tono de piel al color desees. El error que hemos cometido es querer confrontar dos cosas (belleza interior vs belleza física) que no son iguales. Es como decir que x músico es mejor que x escultor.
Algo que ni siquiera se va discutir es el hecho de que las virtudes y vicios de una persona casi siempre sobresalen por sobre su físico. Hay personas que por muy bonitas, buenas o atractivas son pésimas personas y casi todos las odian o rehuyen.
Mi punto es que no queramos hacer pasar belleza interior por belleza exterior, aceptemonos como somos: si somos feos, pues seamos unos feos felices. Si somos belllos pues seamos bellos, sin necesidad de sobajar a los demás. Porque, pensandolo bien, es lo que me molesta de las personas con operaciones quirurgicas:
Como ellas ya se “arreglaron” critican a todos lo que siguen siendo feos. Es decir, no conformes con venderse como el producto idóneo, mancillan a las personas que no cumplen con los estándares de belleza que ellos creen correctos. Me sobremolestan las personas que se burlan, sobajan y maltratan a las personas “feas”, como si ser feo fuera un pecado o como dice Christlieb “como si ellos mismos por tontos hubieran escogido ser así”.
La belleza física es algo sobrevalorado; después de todo la gran mayoría de las personas no cumplimos con todos los requerimentos que dicta el “ser bello” y aún así, gran parte de nosotros tenemos pareja, amigos, trabajo y en general vidas felices. Es donde cabría preguntarse cuántas de esas personas con operaciones y en general que idolatran la belleza física viven vidas plenas. Y esa misma sobrevaloracion se la damos, en parte, las personas feas (me incluyo para no pecar de soberbia :P) al siempre intentar seguir los estándares establecidos para ser bonitos. ¿Por qué ese afán por ir siempre tras algo que no somos?
Por poner un ejemplo: es como si el ser músico fuera lo máximo, y TODOS; personas con o sin talento hablididad o gusto por la música intentaran serlo solo porque es lo que dictan las reglas. ¿Porqué no aceptar que no eres músico, pero tienes, por decir algo, talento para esculpir?
Las virtudes que podamos tener son de grandisisímo valor, no se pueden comparar con la belleza física, porque son cosas distintas. Tanto si tenemos unas como otras deberímos a prender a gozar nuestra vida tal cuál nos fue obsequiada por mamá naturaleza.

En cuánto a las personas con cirugías estéticas, me siguen dando un poco de aversión, y secretamente deseo verlos llegar a viejos y ver qué pedo con la silicona ¿se derrite? ¿se cae? ¿Cómo se ven las bubies de una viejita que se operó siendo joven? ¿y qué será de las nalgas de silicón de los hoy muchachos el día de mañana? Me intriga.
Por mi parte, planeo envejecer tal como la naturaleza me hizo, dándole una ayudadita con ejercicio y una vida sana, lo demás lo dictarán los años.