I
Independientemente del carácter personal, creo que la personalidad de un niño así como sus valores, sus creencias, sus ideas y su forma de ver el mundo está prácticamente determinado por la forma como sea criado. Obviamente cuando crecemos adoptamos, rechazamos o modificamos esos parámetros, pero en su forma esencial permanecen y nos marcan de por vida. Incluso cuando nuestra idiosincrasia sea "opuesta" a la cual con la que fuimos criados, creo que es una respuesta a esa misma, por lo cual está ligada.
II
Es horrible ver a alguien maltratar a un animal (en cualquiera de las formas que adopta el maltrato: golpes, abandono, descuido, explotación, crueldad...) Pero es aun peor cuando ese alguien es un niño.
Los padres nos han enseñado de alguna forma que los animales más que seres vivos, que sienten y pueden sufrir son como juguetitos.
De pequeños todos tuvimos a nuestro patito-pintado juguete: jugabas con el una o dos semanas y después moría. No importa porqué, simplemente moría, pero podías comprar otro y si se moría ese otro, era remplazable. También es usual que los niños jueguen a ahogar hormigas, cazar avecillas o incluso maltratar perros y gatos.
Están los casos de niños que maltratan en extremo a animalitos e incluso a otros niños debido a graves problemas psicológicos; pero no estoy hablando de esos casos, muchos de los cuales son complejísimas respuestas a abuso infantil o disfunciones familiares, no. Hablo de niños "normales": de muchos de nosotros.
Hablo de lo "normal" que puede llegar a ser que un niño mate a un pájaro por diversión, de lo usual que es que gatos, perros y demás mascotas sean humillados, maltratados y heridos por niños que "juegan" con ellos. Hablo de lo poco que nos han enseñado a respetar la vida de estos seres y en cambio se nos ha inculcado el verlos como simples objetos de entretenimiento.
III
Los animales bebés son hermosos y causan en la gran mayoría de las personas mucha ternura. Cuántas tarjetas, muñecos, dibujos, juguetes de ositos, perritos, gatitos, pajaritos bebés no hay. Es hermoso cuando alguien le regala un animalito a otra persona -generalmente los padres a sus hijos o personas cercanas- pero casi siempre están basadas en esa ternura que inspiran y muchas veces no se hace una verdadera reflexión sobre lo que implica el ser "dueño" de un animal: un ser viviente que respira, come, siente, caga y se enferma además de "ser bonito" y "corretear por ahí y jugar con los niños"
Muchos de esos animales que son obsequiados cuando crecen pierden "su encanto" o se vuelven una carga para sus dueños, a veces simplemente los niños se aburren de tener que cuidar a un ser vivo y es entonces cuando terminan en la calle o en los mejores casos en casa de otras personas o albergues.
IV
Nosotros como sociedad, en especial los padres, somos quienes inculcamos esta actitud en los niños. Se les enseña que todo, TODO es sustituible, que las mascotas o animales no importan y no sienten. Ok, no a todos, pero sí a los suficientes como para que sea bastante fácil ver a niños jugando cruelmente con otros seres vivos.
Puntos importantes:
- No regalemos mascotas a niños muy pequeños que no puedan entender la responsabilidad de tener y cuidar un animalito. Si la familia decidiese tener una mascota se les debe inculcar el respeto a esos animales y a cualquier otro. Mostrarles con el ejemplo que es importante alimentarlos, cuidarlos y protegerlos.
- No es aconsejable tener mascotas para enseñarle a los niños a ser responsables. Es cierto que si obtienen esa enseñaza en muchos casos. Pero eso es reducir al animal a un mero objeto de aprendizaje. Una mascota puede ser beneficiosa para el niño, pero ¿es el niño beneficioso para la mascota?
- Mostrarle a los niños que aunque las mascotas en apariencia no "se comunican" también sufren y se estresan. Enseñarles que aunque nosotros los humanos somos (en teoría) seres razonables, seguimos siendo biológicamente casi indistintos de ellos. En vez de excusar nuestra supuesta supremacía sobre los demás seres vivos nuestra inteligencia nos da una obligación de, ya no protegerlos, sino co-existir lo más armoniosamente con ellos.
- No permitir que los niños sigan comportándose de igual manera cuando se les vea maltratar mascotas o cualquier otro animal. No solo por ayudar al animalito en cuestión, sino porque puede ser muestra de inseguridades y algunas carencias en su formación psicológica. No en todos los casos, pero muchas veces ese comportamiento es la antesala de otras actitudes más violentas y destructivas.
V
Les presento a Piraña: ella fue salvada de unos niños que "jugaban" con ella, obviamente no de una manera sana. Cuando la conocí estaba muy débil, no solo por ser tan pequeña, sino por la forma como fue tratada. Ni siquiera puede comer por ella misma, aún. Estará viviendo un tiempo en mi casa hasta que se le encuentre un mejor hogar. Ella es la inspiración de este post.